¿Qué es el aikido?
Hoy en día existen multitud de artes marciales. Habitualmente se relacionan con el concepto deporte-competición o bien con el de Defensa personal. Sin embargo existen otras alternativas, entre las que se encuentra el aikido, que se escapan a estas etiquetas y se centran en el desarrollo de la persona que las practica. Concretamente se plantean como un camino de desarrollo personal y búsqueda interior.
El término aikido, de origen japonés, se puede traducir como “Vía de la armonía”, “Arte marcial de la paz” o “Vía de la unión, de la fusión y de la unidad”. Aunque el Aikido es un arte marcial relativamente reciente posee un rico fondo cultural y filosófico.
El arte que nos ocupa fue fundado por Morihei Ueshiba y es una combinación de sus conocimientos marciales y filosóficos. En el aspecto técnico el Aikido es una síntesis de los diferentes estilos que Morihei practicó. Con el paso del tiempo evolucionó en su búsqueda, llegando a la conclusión de que el verdadero Budo (arte marcial) consistía en preservar la paz. La intención de Ueshiba era fundir su arte marcial con un conjunto de ideales éticos y filosóficos, para lograr que mediante su práctica se consiguiera un progreso físico y espiritual.
Por todo lo que se expone, la efectividad en situaciones reales no es un objetivo central de la práctica (al menos como lo entendemos nosotros) y por ello cada persona debe decidir individualmente si el Aikido satisface sus necesidades, intereses y metas. Según el fundador:
“La meta del Aikido no es el derrotar a otras personas, sino la derrota de las características negativas que habitan nuestra propia mente e inhiben su funcionamiento”
Los principios básicos del aikido son la no resistencia, la relajación, la no existencia de lucha (no competición) y la respiración.
La estructura de una clase de aikido es aproximadamente la siguiente, se comienza con la realización de una serie de ejercicios preparatorios que tienen el objetivo de preparar a la persona, física y mentalmente, para la práctica del aikido, pasando seguidamente a la realización de ejercicios específicos (caídas, desplazamientos de rodillas, etc). El resto de la sesión se emplea en desarrollar el trabajo técnico propio del aikido (técnicas de control y proyección) en sus diferentes formas de entrenamiento (ambos compañeros en suelo, uno en suelo y otro de pie o los dos de pie). Normalmente las sesiones son dirigidas por el instructor y el método de aprendizaje básico es la imitación de los movimientos que éste muestra. Ocasionalmente se realiza otro tipo de entrenamientos como el trabajo libre de técnicas, el trabajo simultáneo con varios compañeros, la defensa contra armas o los ejercicios de desarrollo del ki.
Con la práctica del aikido se pretende potenciar el respeto al propio cuerpo y al de los demás, el desarrollo de la movilidad corporal (velocidad, flexibilidad, coordinación, agilidad y equilibrio), la autoconfianza, la relajación, la respiración y valores como el respeto, el trabajo conjunto y la educación.
Durante el desarrollo de las clases se remarca de forma constante la actitud de respeto a los compañeros y no se potencia la agresividad. Por el tipo de actividad que se desarrolla se puede decir que no existe límite de edad para la práctica del aikido.
Por último, es importante destacar que no existen atajos durante el aprendizaje del Aikido. La rapidez de la progresión depende de las habilidades propias de la persona, del interés y del entrenamiento constante.
Fernando Gómez