Aikido y hormonas

Artículo escrito por Miguel Ángel Samper.

Ayer, durante la práctica de Aikido, escuché un comentario que me llamó la atención:

"Llegará un día - decía alguien con voz de padre - cambiaréis de mentalidad y las hormonas os dejarán de molestar" (he cambiado un poco la frase para que no suene tan ruda como originalmente se había pronunciado).

Hoy, no sé por qué, repasando mentalmente lo que estuvimos practicando en clase, me volvió esa frase, por la que lanzo al debate dojomushin (por si alguien quiere aportar sus ideas) los siguientes comentarios (vaya por delante que no me refiero a nadie en particular, ni a grupos por edades, sino a todo el mundo en general, incluyéndome a mi mismo):

1. Nuestro lugar de práctica, por suerte o por desgracia, no está ubicado en el lugar más deseable y tenemos que practicar con el ruido de pesas, gritos de monitores enloquecidos por la adrenalina en una clase de spinning o bien con comentarios no deseados sobre el esfuerzo de tal o cual gimnasta.
2. Además de esto, no falta el postureo y exposición física de los "sufridos" gimnastas. Trabajan su cuerpo por algo y hacen "bien" en demostrarlo. El pase de modelos no sólo nos vieno por un lado, sino que contamos con el beneficio de un ventanal que da a la calle por donde, como es normal, pasa gente de todo tipo y condición.
3. Es normal y humano que el movimiento a nuestro alrededor, además del ruido, nos pueda llamar la atención y por un momento nos distraigamos.
4. Si hay algo positivo del grupo en el que practicamos es el ambiente: distindido, sin tensiones ni enfrentamientos, es terreno abonado para las bromas y comentarios graciosos (lo que, con mesura, creo que es muy positivo).

Ahora bien, todo esto puede hacer que nuestro trabajo no cunda lo suficiente y que el instructor se canse de trabajar no con un grupo de Aikido sino con una pandilla asilvestrada más propia de un bar (sin perdón) que de un tatami.

De esto también podemos sacar un lado positivo:

1. Si bien el ruido molesta y distrae, con un mayor esfuerzo aumentaremos nuestra atención y concentración. Esto no es sólo positivo para el Aikido, sino para cualquier actividad que desarrollemos (estudiar, trabajar o escuchar a un amigo). De esta manera, cuando practiquemos en ambientes más "íntimos", nuestro rendimiento se multiplicará.
2. Si aprendemos a enfocar nuestra atención visual en lo importante (puntos 2º y 3º anteriores), además del punto anterior, cuando Uke venga sabremos mejor movernos (por poner un ejemplo).
3. El ambiente distendido nos puede favorecer trabajar relajados...¡distinguir de laxos!

Por cierto, comentar que las hormonas - especialmente en el caso de los hombres - suele durar hasta los ochenta años...¡lo único es que algunos aprenden a disimularlo! ;)