Crónica del Curso de Jean-Claude Aebischer (May-2012)

Al fin llegó el día de reencontrarnos con Jean Claude Aebischer. Tras los buenos momentos vividos estos últimos años y sin duda con ganas de repetir.
El viernes 25 de mayo tuvimos el placer de poder asistir a una clase impartida por Jean Claude en el Dojo Mushin. Después de un afectuoso encuentro, dónde no faltaron las sonrisas, empezamos la clase. Comenzamos con unos ejercicios para calentar un poco las articulaciones, bajar el centro de gravedad y poner la atención en la respiración. Como explicó Jean Claude, el calentamiento fue corto para poder aprovechar al máximo el tiempo de práctica.


Jean Claude nos explicó como uke debía de tener ganas de atacar y empeñarse en seguir con esa actitud, manteniendo la energía desde el principio hasta el final de la técnica, sin utilizar la fuerza ni tensarse en ningún momento. Así ayudamos a tori a poder progresar. Con algunos ejemplos nos mostró como no hacía falta fuerza para poder hacer una técnica, ya que con la energía de uke y dirigiéndole, no hace falta nada más. Al igual que con el bokken y el jo, uke y tori debían tener esa conexión durante toda la práctica.
Después de una tarde agotadora había que recuperar fuerzas para lo que quedaba por venir e interiorizar lo aprendido durante la clase.
La mañana del sábado 26, se avecinaba llena de nuevas experiencias. Después de acabar de despertarnos y ponernos de etiqueta, estábamos preparados para todo. La clase comenzó con unos ejercicios respiratorios parecidos a los del día anterior. Jean Claude nos explicó algunos de estos ejercicios, que también solemos hacer en la práctica diaria y, por lo menos a mi, sus explicaciones me ayudaron a comprender la forma de realizar muchos de ellos. Uno de los que más me llamó la atención fue el de ‘la pelota de ping-pong’, que se hace juntando las manos como si llevaras una pelota de ping-pong entre ellas e intentando hacerla girar se consigue que vibre todo el cuerpo, de esta manera como luego explicó conseguimos proyectar la energía y hacerla circular por todo nuestro cuerpo. En las técnicas que seguían se hacía muy presente como Jean Claude bajaba el centro de gravedad para tener más estabilidad al guiar a uke y conseguir desequilibrarlo. A lo largo de la clase Jean Claude se acercaba a nosotros para que pudiéramos notar la importancia de trabajar con energía, con el ki, y estar concentrados en lo que hacemos, a la vez que en alerta.
Antes de continuar con el bokken pudimos retomar el aliento durante unos pocos minutos y en seguida volvimos a la carga. Hicimos unos movimientos con el bokken para tomar un poco de confianza, acompañado de un intenso ‘kiai’ dónde todas nuestras respiraciones eran una. Una vez aprendidos los ejercicios con el bokken pasamos a unirlos y practicarlos por parejas.
Esa misma tarde, después de disfrutar de un típico manjar valenciano, la paella, acompañados de Jean Claude y Catherine, nos esperaba volver a disfrutar del aikido con las enseñanzas de Jean Claude.
Como ya era habitual la clase empezó con los ejercicios de calentamiento. Nos habló sobre la importancia de la actitud que toman tanto tori como uke, y que sin una actitud y posición correcta, la práctica del aikido es muy difícil. Una actitud y posición dónde tori esté listo para reaccionar rápidamente y uke pueda utilizar los errores de tori. Al final de la clase y con el jo en mano practicamos unos ejercicios dónde el kiai también estaba muy presente, al igual que cuando pasamos a enlazar estos ejercicios.
El domingo por la mañana, Jean Claude como en clases anteriores nos dijo lo importante que era que cada uno mantenga la distancia a la hora de hacer las técnicas, tanto uke como tori. En los momentos de práctica, Jean Claude nos señalaba como a la hora de proyectar a uke hay que hacerlo bajando el centro, el tronco y la cabeza rectos y perpendiculares al tatami. Esa misma mañana al finalizar la clase, me acerqué a Jean Claude para preguntarle alguna de las dudas que me habían ido apareciendo a lo largo del curso y muy amablemente accedió a responderme con todo lujo de detalles. Las respuestas que me dio he intentado añadirlas a lo largo de esta crónica conforme a lo vivido en estos días.
A pesar de que el lunes 28 no había intérprete, Jean Claude nos siguió inculcando sus conocimientos acerca del aikido, con consejos y observaciones sobre nuestro trabajo.
Para finalizar quiero darle muchas gracias a Jean Claude, Catherine y Consuelo por emplear su tiempo en venir a transmitirnos sus conocimientos. Ya que como él mismo nos dijo, nunca se llega a ser conocedor de todo y la práctica diaria nos lleva a conocer un poquito más.
María Contreras

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