Fallecimiento de Borondo sensei

Nos duele mucho tener que hacernos eco del reciente deceso de Vicente Borondo sensei (1.968 - 2.022). Como es bien sabido, nos unía a él un gran vínculo y es por ello que queremos dejar constancia de nuestro reconocimiento hacia su persona. Para aquellos que no sepáis de quien estamos hablando sólo os diré que, sin ningún género de duda, nuestro grupo le debe muchas cosas. Sin ir más lejos, que sea posible practicar SMR Jô en Valencia.

Único e incomparable - 唯一無二

Entiendo que si habéis llegado hasta aquí es que os interesa saber más de él. Intentaré relataros brevemente algo de nuestra historia. Algunas cosas serán vivencias personales del que escribe y otras experiencias que compartimos todo el grupo. Empezamos desde el principio...

Allá por 2.005 tuve la oportunidad de presenciar un enbu de aikidôJôdô en Suiza. Recuerdo claramente que el Jôdô me impactó. Me pareció algo totalmente diferente al ken y al  del aikidô. Pese a tratarse de kata, el trabajo que mostraron me pareció elegante, dinámico, marcial (en el buen sentido), sutil en muchos aspectos y, por paradójico que pueda parecer, lleno de aiki. Fue por esa razón por la que, cuando tres años más tarde un amigo me invitó a participar en un curso introductorio de SMR Jô que organizaba, no me lo pensé mucho. Ese sería mi primer encuentro con Vicente sensei y con alguno de mis apreciados senpai. Sobra decir que las sensaciones durante ese primer curso fueron muy positivas y que todas las expectativas depositadas en SMR fueron superadas con creces.

Desde ese instante, son tantos los momentos que hemos compartido con Vicente sensei que es materialmente imposible enumerarlos todos. No obstante, guardo en un lugar especial de mi memoria tres que representan bastante bien todo este trayecto. El primero sería el primer encuentro veraniego de la IJF que se celebró en España, al que asistieron en persona Nishioka sensei y Krieger sensei. Continuaría con el viaje a Malasia y Japón, que es fuente inagotable de recuerdos y anécdotas. Y finalizaría por la emotiva reunión que tuvimos hace escasos días y que nos sirvió para mostrarle nuestro aprecio y respeto. Mirando hacia atrás, quedan muchas horas de tiempo compartido, bien entrenando, bien conversando o, simplemente, conviviendo. Ha sido todo como un gran gasshuku en el más profundo sentido del término.


Es obvio que nos unía fundamentalmente SMR Jô, pero el aikido estuvo presente en la mayoría de nuestras conversaciones. Para él, existía algún tipo de ligazón entre ambas artes y frecuentemente utilizaba indistintamente una de las dos para ilustrar conceptos de la otra. En lo tocante a mi visión personal de la jugada, nunca dejó de sorprenderme la cantidad de puntos de vista en común que teníamos sobre aikidô pese a nuestras notables diferencias de formación y, supuestamente, de perspectiva. A este respecto solo añadiré que compartir tatami con él fue un auténtico privilegio y, el hecho de que fuera respetuoso con otras concepciones del aikido diferentes a la suya, me permitió acercarme sin recelo a su forma de entenderlo y aprender de él.

En lo que concierne al grupo de Valencia, no creo equivocarme si digo que todas aquellas personas que en algún momento han formado parte de nuestra pequeña familia han tenido la fortuna de conocerle personalmente y recibir enseñanza directa de él.  Merece la pena recordar que fue él el que me presentó a Krieger sensei y el que me sugirió la idea de ser su alumno de caligrafía. También fue gracias a él que  Krieger sensei vino a Valencia en un par de ocasiones para mostrarnos algo de su Jôdô y Shodô (aquí podéis ver la crónica de la primera edición). Una vez sembrada esa primera semilla fue él el encargado de mantener la llama y con periodicidad anual dirigió un curso de SMR Jô en nuestra ciudad (aquí podéis encontrar las crónicas y fotos de aquellos tiempos).

Como es comprensible, durante estos catorce años ha habido de todo, como en botica, pero prevalecen dos cosas sobre las demás, un inmenso agradecimiento por todo lo enseñado con tanta generosidad y la cantidad de puertas que gracias a él se nos han abierto. 

Se va un budoka sobresaliente, un maestro generoso y un excelente amigo. Echaré mucho de menos los entrenamientos y sus siempre pertinentes correcciones, las conversaciones que solíamos mantener con frecuencia y esos viajes plagados de momentos para recordar. Descanse en paz. Os dejo con la última entrevista que le hicieron y con un video de uno de sus últimos enbu.




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